Un ejemplo de perseverancia y emprendimiento

By | December 4, 2013

Por: Lina Fernanda Muñoz González

Desde el proyecto Erasmus Mundus sobre Economía Social y Solidaria, presentaremos a lo largo de las siguientes 5 semanas, el trabajo realizado en conjunto con la Universidad Pontificia Bolivariana, Colombia y York St. John University, Reino Unido.  El trabajo realizado ha tenido tanto objetivos como metas a cumplir y que las compartimos a continuación. Leer más >>

Como  prueba de que los sueños sí se cumplen, nace una historia real para las familias del barrio Versalles de  Barrancabermeja,  quienes vivían constantes pesadillas en la época de la violencia en Colombia, solo la solidaridad , perseverancia, emprendimiento y el deseo de paz lograrían convertir esta pesadilla en un sueño hecho realidad.

Colombia, siendo un país maravilloso y con grandes riquezas en recursos naturales,  ha tenido que soportar por mucho tiempo la violencia por el conflicto armado, sin embargo; esto no ha  sido un motivo suficiente para acabar con la esperanza  de los colombianos y sus ganas de salir a delante.

Una prueba de esto inicia en el año 1992, en un barrio muy pobre del Nororiente de Barrancabermeja  llamado Versalles,  catalogado como zona roja por ser territorio de conflicto y enfrentamientos permanentes;  había  una comunidad víctima de esta guerra y de sus secuelas. Esta comunidad vivía en condiciones precarias, una pobreza extrema, pues no tenían para comer  y a sus tiendas ni siquiera llegaba el mercado, debido a las constantes balaceras y desapariciones que allí ocurrían.

Además cada vez eran más los jóvenes que participaban de los enfrentamientos, generando más violencia y poca educación. A raíz de esta situación que las familias del barrio Versalles vivían a diario, unas pocas mujeres deciden reunirse a hablar sobre la situación a la que tanto le tenían miedo y como esto no podía seguir así; estas mujeres deciden buscar soluciones a sus problemas económicos y sociales.

Juntas encuentran una manera muy particular de darle solución al problema de la canasta familiar, pues gracias a la solidaridad de once familias, logran aportar cada una $200 pesos, -el 3,5% del salario mínimo legal de ese entonces- y reúnen una suma para el mercado, de esta manera se logró  que todas las familias suplieran sus necesidades del hogar y la alimentación.

Con el paso de los días se dieron cuenta que esta idea había sido muy útil para mejorar sus vidas, así que decidieron continuar, pero esta vez más organizadas. Al ver que con el trabajo en equipo que entre todos hacían realmente lograban grandes cosas, decidieron conformarse como un grupo que trabajara por el bien de todos, cuyo objetivo fuera lograr el desarrollo de su comunidad.

Años después se consolidan como la  ‘Asociación de Desarrollo Comunitario Merquemos Juntos’, así fue nombrado el grupo de mujeres que lideraban y hacían parte de las acciones que emprendían para contribuir al rescate de su comunidad, pues qué mejor nombre para su organización si no es el que describe la esencia de la misma; pues estas mujeres salían a mercar todos los días a las tres de la mañana  a la plaza de mercado de  Torcoroma, sin dejar que nada se los impidiera, ni siquiera las constantes confrontaciones bélicas entre los actores en conflicto que para esa época  hacían presencia en el territorio.

Con el apoyo del sacerdote de ese tiempo, Antonio Gómez, de la Fundación Compartir y de la pastoral social de la Diócesis de Barrancabermeja, este proyecto se convirtió en un espacio para combatir la violencia.

Como necesitaban seguir con el proyecto de la canasta familiar, crean un fondo rotatorio con el propósito de ofrecer préstamos a bajo interés para las necesidades de la comunidad. “cuando ya se generaliza un problema que es de todos, entonces vamos buscando como le damos solución y empiezan a surgir otros programas como el fondo rotatorio que hoy lo llamamos economía  solidaria pero era para q las señoras amas de casa no  empeñaran la plancha, el ventilador o lo poco que tenían y lo perdían porque no tenían como recuperarlo, entonces esto da pie para que se haga un bingo, donde participan 36 familias” expresa Lucía García, Tesorera de Merquemos Juntos.

El bingo fue  lo que les permitió dar paso a la solución de otro de sus problemas. “Ese bingo fue un éxito.  Quedaron ciento ochenta y seis mil pesos ($186.000), le quedó  más o menos cinco mil pesos para cada socia que participó, pero no se les entregó nada. Eso  se guardó en una bolsita y en un cuaderno se le abrió como una cuenta a cada una, con esa plata se empezó a prestar a las señoras para que compraran medicina para el niño, para que pagaran recibos, para el jardín de los niños o para cualquier calamidad” afirma Lucía García.

Poco a poco fueron creciendo, pues ya contaban con 46 familias vinculadas al proyecto, empezaron a necesitar nuevas formas para organizarse, y gracias a esa perseverancia logran construir un fondo de economía solidaria, para auxiliar las calamidades domésticas, de salud, educación, construcción y desarrollo de su calidad de vida.

Panaderia

Panadería de A.D.C Merquemos Juntos/archivo de A.D.C

Cada vez son más las familias asociadas a Merquemos Juntos, una prueba de que se puede soñar despierto, y de que esos sueños se pueden hacer realidad, Merquemos Juntos termina siendo un ejemplo para todos los que creen que la violencia acaba con las ilusiones, hay formas de atacarla y esta es una de ellas.

Son tantas las ganas de salir adelante, que deciden emprender un proyecto más, con el conocimiento de algunos, ayuda de otros y el deseo de aprender de todos, consiguen montar una panadería, para continuar con la sostenibilidad alimentaria la cual tuvo mucho éxito, además  obtienen también una procesadora de jugos y de lácteos, haciendo más completo su trabajo por la canasta familiar.

Siendo la solidaridad uno de sus principales valores, hoy en día A.D.C Merquemos Juntos (Asociación de Desarrollo Comunitario) es una verdadera asociación emprendedora que durante años trabaja por el desarrollo de la calidad de vida de todo aquel que lo necesite, y como prueba de su deber cumplido, de su lucha constante y de su desarrollo, han recibido diferentes reconocimientos como: Premio El Colombiano Ejemplar año 2000, premio Los Derechos Integrales Del Hombre en Francia en el año 2000, orden al mérito Yariguies a la señora Guillermina Hernández líder de la asociación, premio IESO de la Universidad de los Andes en el  año 2002, premio Mujer Emprendedora en el año 2005 y premio Nacional de Paz en el año 2011, siendo este último uno de los más importantes, en la medida que la experiencia de Merquemos juntos se reconoce como aporte a la construcción de la paz en Colombia.

Finalmente, proyectos como el mercado comunitario, ahorro infantil, apoyo al estudio superior, generación de empleo, micro crédito, panadería, y procesadora de jugos y lácteos son los que han contribuido con el objetivo de la superación de la pobreza, de quitarle los jóvenes a la guerra, de buscar la paz y el desarrollo de su gente.

“La asociación para mi es una puerta, es una ventana de esperanza, a ella le hemos entregado nuestra vida” afirma Lucía García.

One thought on “Un ejemplo de perseverancia y emprendimiento

  1. Margaret Meredith - Reino Unido

    Me parece super interesante este artículo. Muchas gracias a Lina Fernanda Muñoz González, la autora, por su trabajo. He encontrado un video de YouTube sobre Merquemos Juntos que me gustaria compartir: http://www.youtube.com/watch?v=YavCG0JRl6c
    Enhorabuena a la organización por su trabajo de promover dignidad y esperanza en su comunidad.

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